Este Trovador tiene la tormentosa suerte-desgracia de vivir fuera de la ciudad y sufrir el “fatalismo geográfico” de no pretender compartir el mercado de la cosmopolita Habana.
Vinculado a la vida artística desde muy joven, dirigió un grupo juvenil de música popular bailable (los jaguares), del que surgiría el primer nucleo de miembros del Movimiento de la Nueva Trova (MNT) en Cienfuegos. Definirlo sería tan fácil como citar a Vicente Feliú cuando categóricamente concluyó en una ocación:
“Lázaro García, no lo dude nadie, es un trovador de pura cepa, de esos que saben de dónde son –el ombligo-, hasta dónde van –el infinito- y que ha sabido cultivar, más acá y más allá de la canción, la amistad.”
Desde hace unos años dirige los estudios de grabación “Eusebio Delfín” de la ciudad de Cienfuegos, duro trabajo que lo ha alejado de la guitarra y las canciones, aunque no del todo. Acá le dejamos con uno de sus textos más hermosos que versionaría en el año 1999 Santiago Feliú, para el disco “Carta de Provincia” homenaje al propio creador.
“Hay que saber que la vida”
Hay que saber que la vida
no es un decreto oficial
parte de tantas razones
en dos corazones bogando hacia el mar.
En cada madre hay un sueño
en cada sueño una voz
y cada voz lleva un nombre
con rasgos del hombre que la acaricio.
Más cada cual quiere un canto
que diferencie su voz
para impregnarle a la vida
su beso, su ira, su piedra, su flor.
Como hoy se trata de todos
hay que entender cada voz
para sumarla de modo
que sea un gran coro
quien le cante al Sol.
Lázaro García